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miércoles, 23 de octubre de 2013

La llaman la “crisis del primer cuarto de vida” (yo ya estoy en ella)

"Te empiezas a dar cuenta que tu círculo de amigos es más pequeño que hace unos años atrás. Te das cuenta de que cada vez es más difícil ver a tus amigos y coordinar horarios por diferentes cuestiones: trabajo, estudios...Y cada vez disfrutas más de esa cervecita que sirve como excusa para conversar un rato. Las multitudes ya no son “tan divertidas", incluso a veces te incomodan. Y extrañas la comodidad del colegio, de los grupos, de socializar con la misma gente de forma constante. Pero te empiezas a dar cuenta que mientras algunos son verdaderos amigos, otros no eran tan especiales después de todo; entendiste que la amistad no se basa en el tiempo, sino en la calidad de la personas que tienes a tu lado. Te empiezas a dar cuenta de que algunas personas son egoístas y que, a lo mejor, esos amigos que creías cercanos o que los conservas desde hace mucho tiempo, no son exactamente las mejores personas que has conocido y que hay más gente que te rodea, a quienes le debes poner mayor atención y verás quiénes resultan ser amigos de los más importantes para ti.
Ríes con más ganas, pero lloras con menos lágrimas, y con más dolor. Entendiste que el tiempo no sana las heridas, sino que alarga las agonías. Aprendiste que las peleas son distintas a las discusiones y que las discusiones surgen en base al cariño y engrandecen las relaciones. Entendiste que los tiempos no existen y que las decisiones hay que tomarlas alguna vez en la vida. Aprendiste que alguien más que tú puede tener la razón, y que con los sentimientos ajenos no se juega.
Aprendiste que las parejas van y vienen, y que hay gente que queda y que siempre estará. Aprendiste a escuchar y a valorar los pequeños detalles del resto, que marcan la diferencia entre las multitudes. Aprendiste que la calidez de palabras, los oídos atentos, las palabras sinceras y una incondicional lealtad, no te la da nadie más que un verdadero amigo. Aprendiste que la confianza es algo que se siembra, se riega, se cultiva y se cosecha, que hay que ganársela y saber mantenerla.  Que es para una persona especial, que no es para todos, y que lamentablemente no se regala y cuando se pierde es imposible recuperarla.Te rompen el corazón y te preguntas cómo esa persona que significaba tanto te pudo hacer tanto mal. O quizás te acuestes por las noches y te preguntes por qué no puedes conocer a una persona lo suficientemente interesante como para querer conocerla mejor. Los ligues y las citas de una noche te empiezan a parecer baratos, y emborracharte y actuar como un idiota empieza a parecerte verdaderamente estúpido.Salir tres veces por fin de semana resulta agotador y significa mucho dinero para tu pequeña economía. Tratas día a día de empezar a entenderte a ti mismo, sobre lo que quieres y lo que no.Tus opiniones se vuelven más fuertes.Ves lo que los demás están haciendo y te encuentras a ti mismo juzgando un poco más de lo usual porque de repente tienes ciertos lazos en tu vida y adicionas cosas a tu lista de lo que es aceptable y de lo que no lo es.A veces te sientes genial e invencible, y otras… con miedo, solo y confundido. De repente tratas de aferrarte al pasado, pero te das cuenta de que el pasado cada vez se aleja más y que no hay otra opción que seguir avanzando y de saber conservar bien el presente porque será tu única compañía en el futuro".












                                                                        Todos los que han leído esto se identifican con ello.




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